miércoles, 24 de marzo de 2010

EL PROBLEMA NO ES FACEBOOK!!!!! SOY YO!!!


Por Clara Lucía Guzmán

Algunos de mis clientes, relacionados y alumnos me pidieron que escribiera acerca de los hechos que hace poco ocurrieron con dos chicas que murieron en circunstancias poco gratas, ambas relacionadas por indicios que apuntaban a que los asesinos podían ser encontrados por el rastro en FACEBOOK, y uno de ellos con condena efectiva en el mes de febrero.

Y obviamente, además de lo que significa para una familia la muerte de un ser querido, se han tejido historias sobre el tema y en especial sobre los alcances que puede tener una herramienta como FACEBOOK.

Claro! La culpa es de FACEBOOK!! De todo se escucha cuando se habla de estos eventos. Pero realmente cuál es la enseñanza para quienes estamos incluidos en una red de estas características? Me pregunto, y les pregunto a mis alumnos: Han leído ustedes las condiciones de entrada (y de salida) a una red social virtual?

Lo primero que debemos decir y recomendar es….. LEA!!! No se contente con hacer click como si le estuviera abriendo la puerta de su casa a todo el mundo y después quejarse de que se le “metieron al rancho”. Si. Utilizo el lenguaje coloquial porque pareciera que la lógica no funciona con jóvenes, niños y adultos, quienes por el afán de saber de sus amigos, de estar incluidos, de ser aceptados, no tienen reparo alguno en exponer su vida privada, sus videos, imágenes y datos más íntimos.

Cuando usted entra al vinculo de “cuenta” en el Facebook, puede configurar la privacidad. Es por eso que cada cual puede restringir el acceso al perfil, a la información de contacto, de sitios web y aplicaciones, e inclusive quién lo puede buscar.

Los niveles de seguridad están dados por el acceso así: todos, amigos, y amigos de los amigos. Pues bien: Es ahí donde empezamos a tener inconveniente. Las personas abren una cuenta en Facebook o en cualquiera otra red y no se dan cuenta de que la información aunque les pertenece, se vuelve de uso público en la medida en que no restringimos a quién le permitimos acceder a esa información. Es como darles llave de la casa a todos los amigos, pero además a los amigos de los amigos, y a los amigos de los amigos de los amigos.

Esta usted dispuesto o dispuesta a permitir esa entrada? Quizás, y es entendible la soledad que embarga esta nueva sociedad llena de tecnología pero apartada en lo humano, obliga a buscar amigos ampliando nuestro círculo sin control. Por esta razón no deben abrir cuenta en Facebook personas menores de 13 años. Es una medida de protección para los chicos que a esa edad se sienten maduros para determinar quiénes son sus amigos.

Ahora, si ni siquiera sabemos quién es nuestro vecino a quien vemos todas las mañanas entrar o salir de la casa, qué podemos saber de un “amigo virtual” a quien simplemente le decimos “aceptar” cuando nos invita a ser su amigo.

No nos digamos mentiras. La culpa no es de Facebook. La culpa la tengo yo! Cada uno de nosotros debemos aprender a manejar nuestra propia libertad. Y es así, hasta en la elección de los amigos, como podemos mejorar nuestra capacidad para decidir, y estos episodios nos enseñan que antes de hacer un CLICK, hay que pensar en las consecuencias que esto puede traer.

Tecnología sin control, implica riesgos que a veces se tienen que pagar hasta con la muerte. Aquí en Colombia tenemos desde nuestra Constitución Nacional un derecho fundamental que se garantiza como derecho a la intimidad. Pero cada cual es responsable de lo que divulga de sì mismo. Su fecha de nacimiento fácilmente se puede convertir en un indicio para llegar a sus contraseñas de acceso a correo, e incluso a sus cuentas bancarias. La “ingeniería social” en la que son expertas algunas personas, fácilmente puede conducir a descifrar claves que pensamos nadie las deduciría. Nuestra imagen y la de nuestros amigos, se expone en público si no restringimos el acceso. Para qué permitir que todo el mundo sepa nuestra vida?

Como abogada y usuaria de la red, el llamado final es a la PRUDENCIA y a la RESPONSABILIDAD. No es sòlo permitir a todos el acceso, sino vulnerar nuestro nombre, nuestra imagen, permitiendo que otros la usen indistintamente al tener acceso a bajarlas a su propia computadora. No puede reclamar el que consintió en exponer su vida privada.

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